La anorexia, bulimia, y otros desórdenes alimentarios son condiciones serias, que ponen en riesgo la vida de quien las padece. Es importante reconocer los factores que predisponen, desencadenan, y mantienen estos desórdenes. Mientras más temprana sea la intervención terapéutica, menos tiempo tardará el tratamiento, habrá un mejor pronóstico y se podrán prevenir secuelas físicas y emocionales permanentes. Además, éstos desórdenes pueden ser prevenidos a nivel individual, familiar, y social.

El desorden de alimentación es un síntoma de una disfunción multicausal, que se manifiesta por una preocupación excesiva por el peso y unas prácticas reiterativas de restricción de la comida.

Las personas aprendemos observando a los demás, más aún si los demás son significativos en nuestra vida (ej. Mamá, papá, amigas, hermanos, etc.) La mejor manera de ayudar a prevenir un trastorno de alimentación en otra persona es convirtiéndote tu mismo en un modelo de autoestima e imagen corporal saludable.

Los desórdenes alimentarios ponen en riesgo la vida de las personas al afectar la salud física y emocional.

La mayoría de casos de trastornos de alimentación se dan en la etapa de la adolescencia, por ello es importante conocer cuáles son las características de los adolescentes para no frenar su desarrollo y crecimiento, y propiciar un desorden alimentario.

Los trastornos de alimentación se producen por una multicausalidad de factores: psicológicos, interpersonales, familiares, sociales, biológicos, genéticos.

Los desórdenes alimentarios se pueden prevenir. Sí bien es cierto que algunas personas están predispuestas para desarrollar un desorden de alimentación debido a causas genéticas, biológicas y de personalidad, existen factores que ayudan a que estas personas no desarrollen un desorden de alimentación o preocupaciones excesivas con el peso.

Existen algunos cambios en la persona que pueden constituir señales de alerta: